Barahona: ¿La Perla del Sur?
UBI RIVAS/04 julio, 2006
Fue un
pequeño gran artículo que insertó El Nuevo Diario del 24 de junio
último, de la autoría del licenciado Manuel Reyes Suero, C. P. A., que
por el truño del entrecejo, me abismó en la reflexión abisal en derredor
de Barahona, ¿La Perla del Sur?
¿La Perla del Sur?, así en signo
grandote de interrogación, porque es una interrogación a todos los
gobiernos de los tres grandes partidos políticos, especialmente al PRSC
que en 22 años a horcajadas del mando supremo absoluto del etnarca de
Navarrete, detentando todos los relámpagos del poder, relegó a Barahona a
su marasmo ancestral.
Patria chica de la inolvidable mega diva
Africa Gracia Vidal que muy pocos conocen así pero cuando se dice que es
María Montez, todos, propios y extraños, la asocian como la reina del
technicolor, la única superestrella que se enseñoreó del firmamento de
Hollywood y lo hizo diminuto debajo de sus axilas, soberana de la
pantalla grande.
En su egregio nombre, el presidente Joaquín
Balaguer construyó y bautizó el aeropuerto de Barahona, pero puso la
carreta delante de los bueyes, porque la infraestructura turística era
primero, y luego, el aeropuerto, pero como era la figura central del
despotismo ilustrado y el medalagarismo campeaba por sus fueros, así se
hizo, así ha quedado, en el limbo del desarrollo turístico.
Desarrollo
turístico para lo cual Barahona, la bella y preterida, la nostálgica y
amada, dispone del más formidable abanico de paraísos escénicos en una
docena de playas y el contorno único de Baoruco, donde desde las frescas
empinaciones, que saltan bullentes los arroyuelos, hay vista cercana al
mar, es decir, turismo de doble factura y/o propósito.
Barahona
con su potencial minero dormido de minas de sal, mármol, yeso, silice,
larimar, único en el mundo, azufre, hierro, arena, es decir, un mundo
cuatriboliao y minoso, como rezó aquel spot inolvidable de una firma
licorera que se perfiló con caracteres imborrables en los que amamos el
folclore como expresión idónea de la identidad nacional.
Y en
lontananza, como la sombra borrosa de los devaneos oníricos, Loma del
Curro, como apunta Reyes Suero, coto soberbio del rebelde cacique Tamayo
ante la expolio del conquistador ibérico, cuyo nombre recoge hoy una
aldea productora de los mejores plátanos del mundo, cuna de mi hermano
afectivo Osvaldo Santana, gloria del periodismo dominicano.
Cuna del compositor Cheo Zorrilla y del cazador de entuertos Melton Pineda.
Barahona
del Sur, proclaman sus hijos, aunque no existe otra Barahona, pero una
forma de afinar no solamente la teluricidad, sino la primicia del
regionalismo tan burbujeante en la siquis del dominicano.
Hijos
egregios como Jotin Cury, gloria de la jurisprudencia conjuntamente en
esa asignatura con Juan Guilliani, Federico Natalio Cuello, Polibio
Díaz; los economistas de altos vuelos Juan y Hugo Guilliani Cury, la sal
barahonera del trato de Maneco y Millito Díaz, la visión de expandir la
cultura de Rodolfo Lama Jaar y su red emisoras fronterizas, la saga
empresarial de Mario Lama y Sócrates Lagares, la hombría de bien de Noé
Sterling Vásquez, la estrella del periodismo de Oscar López Reyes, la
alegría y el optimismo contagioso de Nefri Muñoz, la impronta eterna de
La Soberana Casandra Damirón que el suscrito amó como artista y amiga
impar, y el estro de su tío Rafael Damirón, todos, ingredientes del
escabeche al gran festín aún intocado y vírgen que es el tesoro
económico en potencia de un shangri-la menospreciado por todos los
gobernantes de siempre.
Pero todo es por un tiempo, hasta la vida
y el olvido, y este último, extraído del fondo de la indiferencia,
terminará pronto y Barahona del Sur será inexorablemente La Perla del
Sur.